¿Ya has enviado tu felicitación de Navidad (en papel o electrónica) a clientes, socios y resto de ‘stakeholders’? ¿No? ¿Sabes el aporte de negocio que representa esa acción?

Montaje sobre y logo copia

 

Navidad es una fecha muy interesante para promocionar nuestra empresa, potenciar la marca y, en el plano individual, reafirmar nuestro networking personal, esto es: recordar a nuestro destinatario “¡eh, sigo estando aquí para ti!”

 

En papel o por e-mail

Cuando el envío es mediante una felicitación en papel, vía correo ordinario, no hay que olvidar adjuntar nuestra tarjeta de visita. Nuestro destinatario tendrá así la posibilidad de revisar nuestro contacto en su base de datos o libreta de direcciones, o la pasará a su secretaria para realizar dicha tarea. Es evidente que nos interesa mucho asegurar que nuestros datos están correctamente introducidos en la agenda de nuestros posibles clientes.

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Cuando el envío es mediante correo electrónico, la comunicación es estrictamente unipersonal y directa, sin intermediarios. Y cumple parte de lo dicho para las felicitaciones impresas, además de confirmar al instante el correcto funcionamiento y validez de la dirección de correo de nuestros contactos. Revisemos siempre los rechazos de email: quizás no tenemos bien esa dirección, o quizás esa persona ya no trabaja en la empresa.

 

Haciendo ‘branding’

Si no tenemos por costumbre realizar campañas de email marketing, enviar la felicitación de navidad es algo parecido a tener presencia en internet: si no lo haces, no existes. No es necesario dedicarle grandes recursos: lo importante es hacer llegar nuestro mensaje a nuestro destinatario para recordarle una vez más que seguimos existiendo y que seguimos atentos a cualquier necesidad que le surja dentro de nuestro ámbito de negocio. Por tanto, basta con unas palabras bien pensadas y nuestra firma —¡imprescindible!— para lograr nuestro objetivo.

Aun así, siempre es mejor incorporar elementos o tratamientos gráficos que aporten singularidad a nuestra felicitación. Hay que destacar, diferenciarse, llamar la atención. Por esa razón aparecieron las tarjetas de felicitación de Navidad, como alternativa al sobrio tándem sobre+tarjetón. En felicitaciones por email, será importante vigilar el tamaño de archivo de la imagen, ya que enviar correos con mucho peso no es bien recibido —si es que llegan a recibirse— y nuestro programa de correo agradecerá mucho más gestionar 200 mensajes de 50 Kb (lo que equivale a 10 Mb) que de 500 Kb (¡100 Mb de envío!).

La imagen, por supuesto, ha de tener inspiración navideña o de celebración del Año Nuevo, y a la vez ha de hacernos sentir cómodos, identificados. Si tienes opción, juega con tus colores de marca, más allá de la estricta aplicación de tu logotipo.

 

¡Personalizar!

Hay que valorar también la posibilidad de personalizar la felicitación. Si podemos escribir un mensaje único y personalizado para cada contacto, fantástico. Si no podemos —por tiempo o por número de destinatarios—, al menos procuraremos que aparezca el nombre de la persona en el saludo inicial, con por ejemplo un “Hola, _______” (el ‘hola’, si programamos envíos automatizados, nos evita pelear con distinciones de género del tipo “Estimado/a” que anulan nuestra voluntad de personalización).

¿Por qué personalizar? Porque nos gusta sentir que no somos una persona más en una lista de envíos.

 

Felicitaciones web

“Realizar una felicitación electrónica animada es algo que no puedo permitirme, son muy caras”. Esta afirmación puede ser cierta si pedimos a un proveedor un diseño a medida, exclusivo, y que por ser enteramente nuevo y diferente suponga muchas horas de programación.

Pero hay alternativas para todos los bolsillos. Existen servicios web que a precios muy económicos permiten incorporar nuestro logo y un pequeño texto a plantillas ya programadas. Es el caso, por ejemplo, de VID Visual, que ofrece una serie de packs a 45 €+IVA, precio que incluye la personalización con nuestro logo y mensaje, y la recepción de archivos para web y e-mail. Los packs se pueden ver en https://www.youtube.com/watch?v=ZAfziRPM5qA.

Para acabar, una consideración a tener presente. Toda acción de comunicación busca llegar a su receptor, ser entendida, interiorizada e idealmente generar una reacción o respuesta. Piensa siempre —también con la felicitación de Navidad— cuál es la reacción que quieres despertar. Como mínimo será la de permanecer en el recuerdo de tu cliente.

Así que, ¿vas a renunciar a la oportunidad de felicitar las fiestas?

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