¿Define la tipología de un comercio su emplazamiento urbano? ¿O es en ocasiones al revés: que la ubicación modela el perfil de la empresa?
Local de la cadena Txapela en la Pl. Catalunya de Barcelona.

Local de la cadena Txapela en la Pl. Catalunya de Barcelona.

Recientemente, la cadena de restauración Txapela –perteneciente a AN Grup– abrió un local en la céntrica Plaça Catalunya de Barcelona, esquina con Ronda Universitat. El nuevo restaurante se suma a los dos existentes en Passeig de Gràcia, uno entre Casp y Gran Via, y el otro algo más arriba, entre Aragó y València. Quedan los tres, por tanto, a unos 10 minutos de distancia a pie. Y todos, también, situados en pleno centro, muy al paso del turista “de infantería”: el que sea cual sea su poder adquisitivo cree y practica fervientemente que una ciudad se conoce “a pie”.

Este restaurante, que se inspira en el concepto vasco de gastronomía de los “pinchos” y “montaditos”, no ha de lidiar demasiado con la dificultad básica que tienen otras cadenas similares cuando un grupo de turistas entra por la puerta: explicar en qué consiste comer de montaditos, cómo se piden y cómo se paga (“guarden los palillos y con ellos al final se calcula la cuenta”). La solución pasa por olvidar la fórmula tradicional y asignar un número a cada montadito. Y trasladar la carta al mantel de papel individual, con una foto de cada platillo. Más sencillo, imposible. Apto para cualquiera, a prueba de diferencias idiomáticas.

La web de AN Grup –propietaria de Txapela y otras marcas tanto o más conocidas– nos explica que los pilares básicos de su modelo de negocio han sido la calidad del producto y del servicio, por un lado, y el interiorismo creador de ambientes únicos, por otro, y que el modelo de expansión se basa en la innovación geográfica y de conceptos. No aborda el posible enfoque al turista de locales como Txapela. ¿Para qué? Ese corsé no aporta glamour y además cerraría demasiado el target del negocio: aquí comen todos, los de la ciudad y los de fuera.

Pero así como muchos barceloneses reniegan de las Ramblas e incluso la evitan por su absoluta orientación al turista, un comercio ubicado en la zona centro de cualquier ciudad está claramente –y estratégicamente, cabe añadir– pensado para captar al turista.

Una marca es una concreción gráfica y psicológica de la identidad y los valores que conforman la imagen de una empresa (elementos a los que se añade con el tiempo la reputación, buena o mala). En casos como el Txapela, la ubicación urbana da como resultado la captación concreta de una tipología de cliente y ello se traduce en una evolución de la identidad de la empresa, y por tanto de la marca. Quizás –y si coincido un día con el fundador de AN Grup, Artemi Nolla, le preguntaré al respecto– esta consideración está muy calculada, ya que, repito, la ubicación de un negocio es una decisión clave en una estrategia empresarial, y no es lógico pensar que un grupo compuesto por 24 restaurantes actúe sin ceñirse totalmente a un plan estratégico.

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